Saturday, September 11, 2010

ENSALADA DE OLVIDO MÁS BIEN TIBIA



Hace poco más de cuatro años empecé a escribir en este sitio con la intención, no sé si demasiado clara, de combatir el olvido y de alimentar mis apetitos: el literario y el gastronómico. Dicho así, de una forma un tanto grandilocuente, parece que pasara ambas hambres, o que las padeciera, pero se trataba sobre todo de acompasar la soledad, de hacer públicas (medianamente públicas) alguna de mis intenciones y, además, de pasar el rato. Mucho pasar y una pizca de acompasar.

Pero resulta que eso lleva trabajo y, aunque no se pierdan las ganas, tiendo a desatender lo no remunerado y no sólo económicamente: aunque de vez en cuando te jaleen y te digan que eres el más guapo de la fiesta, o casi, no es bastante.

A lo que íbamos, si es que realmente vamos a algo: el martes pasado falleció en Londres Clive Donner, el director de What’s new pussycat?, la divertida película en la que debutó un hasta entonces desconocido Woody Allen junto a Peter O'Toole y a la pobre Romy Schneider. Después Donner se dedicó más que nada a los telefilmes, desde un Oliver Twist hasta una de las historias del estupendo detective Charlie Chan, La maldición de la reina dragón. El redactor de la necrológica de La Vanguardia, Borja Criado, que escribe muy bien, termina su nota con un tremendo “existen pocos males tan atroces para un artista como el olvido”. Pues sí. Para un artista, para un cocinero y para un simple mortal como Usted y como yo que de cocina sabemos más bien poco y de artistas tenemos lo justo. Porque no es que me vaya a olvidar de los ingredientes de la ensalada César, que a lo mejor sí, ni a hacer continuos homenajes a mi cocinera preferida, Carmeta, la de mi casa, poniéndole un sofrito interminable hasta a las natillas. Ni a hacer grabar en un bonito mármol rosa la frase más excelsa de Josep Pla.

La memoria, a secas, es la única razón de la existencia: su mejor ingrediente, si no el único, su continuo homenaje, su frase lapidaria.