Monday, December 31, 2007

SORBET DE CITRON



Las largas noches de invierno no lo son tanto si se van acotando con lecturas más o menos recurrentes. Truman Capote sería una lectura a la que recurrir si no para establecer plazos al menos para recordar que existen.

El primero de los cuentos de Música para camaleones, que lleva el mismo título, transcurre, y parece que levemente, en la terraza de la casa de una aristócrata de la Martinica. En medio de la conversación la dama observa que el yo narrador, Truman, está mirando “su” espejo negro. La dama de verde le dice que lo usa para relajarse después de tomar el sol, como hacían los pintores después de trabajar varias horas con el color y que “ese” espejo había pertenecido a Gauguin, que pintó allí antes de viajar a la Polinesia. Que Renoir y Van Gogh lo usaban para relajarse, para “refrescar su visión”, “lo mismo que en un banquete los gourmets vuelven a despertar el paladar entre platos complicados, como un sorbet de citron”.

Esta noche voy a cenar como todo el mundo y sospecho que algún plato complicado (no conozco el menú). No tendré una dama de verde que me escuche ni mucho menos que me ofrezca té de menta con hielo y unas gotitas de absenta. Pero mañana voy a volver a contarme a mí mismo cómo combatir el dolor de corazón (o la resaca, vaya Usted a saber) con una sopa de tomillo o con dos o tres teteras, o cien, de lo mejor de mi despensa. Voy a seguir usando esta pantalla durante un tiempo más, mientras aguante, como un espejo negro, como mi “sorbet de citron”, para refrescar el cansancio, para entretenerlo, para dejar pasar los días más o menos como es debido, para no aturdirme de tanto leer a los demás y de no hacerme demasiado caso a mí mismo.

Así, como si nada.

Feliz Año Nuevo.

Wednesday, December 26, 2007

ESPÁRRAGOS PROLETARIOS




Mi amigo Sebastián Damunt, que publica no uno sino dos blogs extraordinarios sobre gastronomía, y al que ya hemos citado aquí alguna vez, no es que esté a la que salta, es que cuando tú vas él ya hace rato que ha vuelto.

Me acaba de contestar a mi felicitación navideña, en la que lamentaba no haber encontrado ningún menú para la Navidad de 1937 (y para conmemorar no sé bien qué), enviándome uno de los mejores menús de colección que he visto. Corresponde a un banquete para celebrar el 1º de mayo de la llamada Agrupación “Los Amigos de Durruti”, asociación anarquista que Jaime Ballús, entre otros, fundó en Barcelona en el mes de marzo como respuesta a la militarización de las anteriores milicias (la famosa Columna Durruti y otras) por parte de los gobiernos de la Generalitat y de la República. Editaron el periódico El Amigo del Pueblo, se pelearon en las calles de Barcelona durante los luctuosos días de mayo y mantuvieron su actividad hasta principios de 1938.

El Menú no tiene desperdicio. Desde los proletarios espárragos (un guiño, claro), hasta los homenajes a Federica Montseny (huevos) o el mismo Durruti (¡criadillas!) pasando por esos estupendos “langostinos juveniles y libertarios”. Siempre, pero desde ahora más, los langostinos me han parecido “juveniles”, en Vinaroz o en Tarragona. Ahora van a ser además libertarios, con la memoria tatuada en la cola y, sobre todo, nada de mayonesa.

Saturday, December 22, 2007

DULCE DE SANDÍA



Andaba buscando una postal navideña de 1937, de hace sólo setenta años, y no he encontrado ni en los archivos propios ni en los ajenos más que truculencias que no vienen al caso: hambre, mucha, frío, tremendo, y sobre todo malos recuerdos. El año pasado eché mano de Federico García Lorca y de su poema Navidad en el Hudson donde hablaba de una “brisa de límites oscuros”, de un cierto amor en el extremo, de ese y de otros ríos, supongo, y al final de sí mismo.

Hace media hora y sin buscar mucho he encontrado dos menús, uno de Nochebuena y el otro de Navidad, que aparentemente se conservan en el Museu Etnològic de Arbúcies entre otros papeles privados de una familia catalana y que cuentan una tierna, enternecedora y en el fondo espléndida cena de Nochebuena de un año después, 1938, cuando las cosas ya estaban muy feas en esa tierra y seguramente no había demasiadas cosas que celebrar.

Hace 69 años las cosas estaban así. Pero alguien hizo uno o varios o cientos de dulces de sandía y tortas de avellana para la tarde del 24 de diciembre. Benditas sean esas ganas de cocinar.

Feliz Navidad.

Thursday, December 20, 2007

TISANA DE ODÓN CAMPS, CARPINTERO



Esta tarde, casi justo a la mitad del tedio pero a punto, a puntito del enervamiento, me ha llamado uno de mis ebanistas-barnizadores habituales para decirme que había un problema, “y grave”. Tampoco es que yo estuviera tedioso ni siquiera apaciguado. Me esperaban (ya se han cumplido) unas cuantas horas más de frenesí prenavideño y estaba haciendo lo que podía.

El barnizador se llama Josep, como Pla, y hasta creo que tiene algo que ver, aunque más que mentiroso es bastante exagerado. Pero me ha partido la tarde en dos, un antes, algo almibarado, y un después ácido como un zumo de pomelo. Luego (ahora) me he acordado de una receta antigua que una mano anónima, piadosa y algo alocada encartó entre las páginas de un recetario de los que conservo aquí al lado (al lado de mi brazo derecho, al lado de mi memoria), escrita torpemente a lápiz en el reverso de un recibo de la carpintería de Odón Camps, carpintero de Terrassa, fechado el 30 de marzo de 1957. Ese día, según mi estupendo calendario perpetuo (desde 1801 hasta el año 1999) cayó en sábado, y de Gloria, ni más ni menos. El receptor de la factura, un tal señor Gotabardas y seguramente toda su familia debían de estarse preparando para celebrar la Pascua, si no con esa tisana, con cualquier cosa corderil y festiva que viniera a aliviarles de los rigores de la Cuaresma.

No es tiempo de hablar de eso pero la verdad es que me da igual. Porque gracias a mi épico y frenético barnizador y del algo más lírico Odón Camps puedo acceder ahora a una espléndida receta-poema que por supuesto no voy a elaborar nunca pero que con su grafía original, medio castellana medio catalana, florida y algo marítima, me ha venido a reconciliar con mi tarde (¡jodida!), con el tiempo litúrgico (ya veis) y con el Curaçao, un licor que dice Pla, en el libro del otro día, que tiene “un perfume y un regusto de peluquería”. Cierto.

Ahí va:

Tisana
2 botellas champain
1 botella sidra
1 botella aigua mineral
½ acorazao
½ anis
1/3 jerez
200 grams azucar
si estroba fort si pot
posar mes aigua; i si
es flac jerez.
Si posa fruita del temp
si no fresca confitat i guin
das.
Si posen trosets de
gel.

Traduzco en honor de don Odón y de mis tremendos “joseps”, ambos, desde el octavo verso y tras la media botella (¿o se trata de una copa?) de “acorazao”, ya que hasta aquí me parece dura pero de fácil comprensión: “si se encuentra fuerte se puede / poner más agua; y si / es flaco (sic) jerez. / Se pone fruta del tiempo / si no fresca confitada y guin / das. / Se ponen trocitos de / hielo.” Así sea (y ni se os ocurra).

Nota: como ilustración va una factura más bonita que la mía, que no es nada del otro mundo, y pertenece a la pescadería de Andrés Ballesteros Arellano, es algo más antigua, tiene una grafía color violeta preciosa y un grabado mucho más apropiado a mi tisana marítimo-terrestre.

Monday, December 17, 2007

CHOVE, CHOVE...




na casa do probe. / Na miña non / porque é de cartrón” . Aunque seguramente la grafía no es exacta. Es lo primero que aprendí en Galicia, a ver llover (a sufrirlo, a disfrutarlo, a disfrazarlo) y de la mano de un buen pintor, Manolo Quintana, que me enseñó a andar con la cabeza baja (a no mojarme, vamos), a amar algo más que las piedras de Compostela, a comer caldeirada de rape en Cedeira, en casa de unos amigos, a pronunciar Boqueixón con más o menos buen acento y a muchas cosas más que no voy a contar.

Ahora está lloviendo en este pueblo donde no lo hace nunca. Y me da miedo (me aflige) la poca costumbre, la falta de recursos, incluso su precariedad. Queremos más, siempre queremos más. No hay rape para cenar (¿tortilla de espárragos?), aquí la lluvia encierra a las gentes en sus casas y además es lunes y hace más frío que lo corriente y no hay muchas ganas de pensar en la Nochebuena.

Mi casa no es de cartón aunque lo parezca, a veces llueve dentro (en septiembre, cuando las tormentas) y se me han enfriado los menús desde hace días. ¿Qué menús?.

Tuesday, December 11, 2007

LA EDAD CANÓNICA DEL SEÑOR PLA



Seguramente siempre estamos hablando de lo mismo porque probablemente tenemos pocos recursos literarios, que de eso se trata, somos poco aficionados a descubrir personajes nuevos (también se trata de eso), no nos gusta mucho hablar de nosotros mismos y el mundo, al final y después de darle muchas vueltas, resulta que es pequeño, que casi todo empieza y acaba en tu calle y en la al lado y la mayoría somos vecinos. Pues eso.

Entre otras cosas andamos leyendo, a trancas pero no a barrancas, uno de los hermosos relatos de viajes de don Josep, al que mi corrector de Word se sigue empeñando en ponerle una hache al final, como si se tratara de un pastor presbiteriano de Norwich, pariente de John Constable, el pintor, y no un payés del Ampurdán con pocos parientes, los justos y nada artistas. Y eso que se lo tengo dicho (a mi amigo Word).

El libro del payés es un dietario de un viaje en barco, en barcos diversos y peculiares, titulado, al completo, Un llarg viatge entre Kuwait, al Golf Pèrsic, i Valparaíso, a Xile (1959-1960), título que creemos que no hace falta traducir. Estamos por la mitad, un poco más, el dos de febrero en Ceuta de vuelta de Kuwait en un petrolero y tras un minucioso e interesantísimo relato de la travesía, de alguno de sus pormenores, de la situación en el Golfo Pérsico, en Suez y en el Egipto de Nasser, de los Onassis, Niarchos y Livanos y de la competencia de la British Petroleum, la Standard Oil o la Shell.

En Ceuta, donde el señor Pla espera un barco para llegar a Santa Cruz de Tenerife, se aburre, duerme mal (pasa frío) y come peor. Tras un requiebro al olor de cocido (en castellano en el original) que sale de la trastienda de una librería, reconoce que no llega a exasperarse ante el aluvión de pimientos morrones sobre cualquier guiso porque ya está en una edad canónica.

No se murió de hambre en Ceuta don José (el senyor Josep) pero se escandalizó, una vez más, de la contundencia peninsular para los estómagos juveniles, de eso que llamaba “una cocina voluminosa”, la española. Quién pillara esos estómagos, esas contundencias y esos volúmenes, acostumbrados como vamos estando a otras liviandades no precisamente relacionadas con el estómago pero sí con la edad.

En fin. Cuando lleguemos a Chile contaremos algo más, si es que hay algo que contar (entre el estómago y esas debilidades que parece que Flaubert atribuía a los notarios con las odaliscas).

Thursday, December 06, 2007

TARTA MARÍA LUISA



Hoy cumple noventa años la senyora Tomàs que así escrito me suena raro. Espléndida, con un sentido del humor que ya nadie usa, con una ironía fina, antigua y familiar, nunca se acercó mucho a la cocina y le alabamos la costumbre. Sana, sobre todo.

Por eso, y para celebrarlo, sus años y sus costumbres, le tomamos prestada la receta de la tarta al señor Rondissoni, que tanto hizo por las amas de casa burguesas de antes de la guerra y que ahí quedó escrito para que sus epígonos malos cocineros y peores reposteros le hagamos un obsequio, de letra que no de puño, a nuestras amistades: “Se ponen en un cazo 4 yemas de huevo y en un perol las 4 claras. Se mezclan las yemas, 125 gr de azúcar y un poco de corteza de naranja rallada, y se trabaja con una cuchara de madera hasta obtener una pasta fina, esponjosa y blanquecina. Seguidamente se baten las 4 claras a punto de nieve fuerte, se les mezcla el preparado de las yemas, la harina y la levadura, y sin removerlo mucho se echa en un molde de torta desmontable que tenemos previamente untado con mantequilla y espolvoreado con harina. A continuación se cuece al horno durante treinta a treinta y cinco minutos, luego se saca de él y se deja enfriar.” Eso es el bizcocho contado de la mejor forma posible. Entonces lo abre por la mitad, lo moja con un poco de curaçao, lo rellena de mermelada de albaricoque, lo cubre con yema de mantequilla, lo adorna con virutas de chocolate y con una manga y más crema y chocolate diluido, dibuja el escudo de Montblanc.

Tuesday, December 04, 2007

DESIDIA (MÁS Y NO NUESTRA)



Excelente y altamente recomendable el artículo de Álvaro Ceballos Viro, La inveterada desidia de la librería española, publicado en su espléndido blog Semanario de Literatura Recreativa (“sale los domingos”).

Para lectores antiguos y también para lectores modernos (y también para lectores inveterados), para víctimas del librero de la calle mayor, del otro que se las da de anticuario, para sufridores de los gastos de envío de las librerías on line, de los retrasos, de las descatalogaciones y de otros crímenes varios.

Notas:
I. Como casi siempre que ponemos un aviso nos han facilitado la información desde Libro de Notas, donde diariamente avisan y nunca son traidores.

II. Vale la pena repasar los artículos de Álvaro Ceballos, aunque sólo sea Almanaques atrasados, publicado el pasado mes de agosto, sobre un feliz hallazgo en la Cuesta de Moyano.

III. Ésta es nuestra entrada número 201 en este blog pero seguramente no hay nada que celebrar (los números nos suelen asustar, bastante).

Monday, December 03, 2007

HE COMIDO MAL



Hoy he comido mal. Por las prisas, por el mucho trabajo, mucho y de mal hacer, pero sobre todo por desidia. No he tenido ganas de detenerme esa media hora entre atropellada y litúrgica que en principio me concedo cada día entre las dos y las dos y media de la tarde, “la hora de Franco” como dice uno de mis hermanos, la del “parte” (el noticiario radiofónico franquista), que así había heredado su nombre desde la guerra. Pero hoy he escuchado el parte hasta sin melancolía, probablemente esperando esa corneta que se nos atragantaba como una espina de besugo tras el himno unificado, la Marcha Real, el Cara al Sol y el Oriamendi en un pot-pourri marcial y seguramente digestivo para según que almas. Pero no. Hoy ha habido noticias locales vagas, hasta confusas, carnés de conducir retirados, vientos de más de cien kilómetros por hora cerca de mi casa, apatía, engorro y sumisión final de los viajeros en tren, y más guardias y más azafatas y más políticos por todas partes, aburridos, cumpliendo con su deber. O a lo mejor no.

El mar estaba precioso, algo encabritado pero luminoso, plateado, soberbio. El día era cálido pero mi sensación de prisa ha dado al traste con el menú. Después, tras un café recalentado, he perdido casi una hora pensando en lo mal que lo estaba haciendo. Iban a dar las cuatro y quedaba poco sol. Entonces he abierto un libro y he vuelto a leer dos páginas consoladoras:

“…todas las tardes, a las cuatro en punto (…) aparecía Perotti sin falta, con su taurino cuello tenso y rojo por el esfuerzo de sostener en sus manos una gran bandeja de plata. Estaba rebosante de bocadillos con mantequilla y lechuga, salmón ahumado, caviar, foie-gras, jamón; de pequeños vol-au-vent rellenos de picadillo de pollo con bechamel; de minúsculos buricchi…”

Perotti era el mayordomo de los Finzi-Contini, los buricchi son unos pasteles kosher de carne picada y almendras, mi tarde se estaba yendo a pique y he seguido lamentándome, me he vuelto a clavar una astilla pero al final el betún de Judea le ha dado a mi desesperanza la pátina debida. Et in Arcadia…