Saturday, October 06, 2007

VAT 69



Adelita y Manolo Bosch fueron, posiblemente, los mejores amigos de mis padres. Adelita era sobrina de María Luz Morales, la escritora, y Manolo, don Manuel, abogado del Estado. Elegantes, impecables y divertidos, compartían con mis padres su pasión por el mar, por los horizontes lejanos, por el chismorreo político y por las comidas sobrias.

Cuando ya vivían en Barcelona Manolo y Adelita volvían cada verano al pequeño club náutico de mi pueblo a empaparse de mar de verdad, aunque estuviese calmo, a oler a brea y a salitre y a contar chismes del Marqués de Villaverde, de Vicente Gil o de Fuertes de Villavicencio en unas tertulias inacabables alrededor de algo de picar y de una botella, tan hermosa como un collage de Picasso, de Vat 69.

Poco a poco “Vat 69” se fue convirtiendo en una nueva consigna secreta, una palabra o una frase mágica para mis juegos infantiles que, junto a las consignas de los libros de Tintín y la larguísima de “Companhia Internacional das Carruagems-cama”, acompañaba mis enredos solitarios de policías y ladrones, de indios y americanos o, como todavía se seguía diciendo en catalán, “de lladres i serenos”.

Mis guardias eran marinos, vestían chaqueta blanca y calzaban zapatos de charol. Y mis ladrones eran más bien espías, en blanco y negro, que saltaban de barco en barco, de Estambul a la isla de Elba, de Rótterdam a Calais. Como si tal cosa. Y tenían nombres misteriosos: Verna, Jetzabel, Armoricano o Lisístrata. Pero todos eran hombres que pronunciaban, para poder embarcar en el Estrella del Sur o en el Campomanes (el Sirius o el Pachacámac de Tintín), la palabra mágica: “Vat Sesentaynueve”.

Hoy el puerto en el que nos bañábamos y en el que aprendimos a nadar está sucio y lleno de barcos prosaicos, enormes y como cuadrados. El Club ha desaparecido, han derribado sus balaustradas espléndidas, su bar enorme con la barra de caoba sucia, magnífica, su pavimento ajedrezado, pulido y repulido por la sal y los bailes del día de San Pedro y los coqueteos de los novios, y lo ha sustituido un edificio horrendo y como atravesado en el que ya nadie se asoma a nada (¿para qué?) y en el que seguramente no se puede ni bailar. Y allí los marineros de agua dulce beben whiskie con limonada y ginebra con zumo de piña.

En la memoria del estómago, la única que vale la pena, queda el aroma de Vat 69 (el mismo que estoy bebiendo ahora mismo, revisitado) a palo seco o con un poquito de hielo (todavía hace calor), y una lista de barcos queridos (el Gipsy, el Avante, el Mabora, el Atileda, el Vent de Dalt) y una sal y un calor antiguos, oliendo, de verdad, a brea, a mejillones, a almendras fritas y saladas y a whiskie. Reverencial.

26 comments:

starbase said...

Yo no soy marino y no tomo alcohol, pero en mi viaje infantil a Galicia me sorprendieron las tertúlias de toda la tarde. También con olor a whisky.
Uno hubiese esperado algo mas de la tierra como el orujo.

Por eso, para mí el whisky es y será para siempre la bebida oficial de las tertúlias.

Aunque suene horrosamente publicitario, joder.

manuel allue said...

Seguramente porque el whiskie sienta mejor que el orujo (los gallegos me van a matar). Y el "slogan", perfecto.

DESPERTAFERRO said...

Manolo: Intuyo nostálgia en tu post. Nostálgia no de tiempos pasados. Pienso que toleras mal (como yo) que nos cambien el paisaje, que alteren lo que ya es un hábito.
El olor de la brea y el salitre son auténticos, mientras que el olor de lo moderno es bastante insípido, anodíno, discontinuador de memória y recuerdos.
Tolero bien el orujo, aunque prefiero la grappa, también tolero perfectamente el coñac, el whisky y cuantas bebidas no dulces que se parezcan a las que he citado.
Sin embargo, bebo poquísimo y nunca sólo.

manuel allue said...

Sería una cursilada decir que no soporto que me alteren el paisaje de la memoria. O una redundancia cursi ante tu comentario. Pero es así y no lo sé decir de otro modo. Porque no es que me lo hayan alterado sino que lo han arrancado de cuajo.

Hemos ensuciado el mar para siempre, hemos matado las especies, hemos tapizado de petróleo la arena de la playa y parece que sean "daños colaterales". Los malos arquitectos han acabado, además, con el paisaje de la costa desde Port-Bou hasta Algeciras. Qué consuelo me queda sino recordar un pobre club nautico de pueblo con las mesas de caoba decoradas con los cercos de los vasos de vermú con sifón. En solitario.

delantal said...

Se te sube la melancolía a los ojos y se impregnan de palabras escritas, ordenadas en el reflujo de tu memoria.
Me entusiasma el recuerdo embellecido por la luz tamizada de tus reflexiones, de tu experiencia y de las ganas de vivir.
Salvas instantáneas, píxeles de coleres y brillos,revelados en negro sobre blanco aquí, virtual y virtuosamente.

manuel allue said...

Muy bonito, Delantal, pero me parece excesivo. A veces pienso que estos "viajes alrededor de uno mismo" en los que se convierten algumos blogs no llevan a nada bueno. Miento, si, a conocer a gente como vosotros, tan entusiastas y tan encantadores.

Camille said...

Confieso que en una entrada anterior tuya leí por primera vez el nombre de Vat 69 y no sabía lo que era, así que lo busqué en San Google..si llego a saber que más tarde lo hubieras explicado me hubiese esperado porque hasta he notado cómo pasaba por mi garganta (y eso que no bebo whisky).

Los sitios de nuestra infancia ya no existen. La mayor parte de los cambios o de las desapariciones corresponden a la mano del hombre, sí, y a otros factores..
Pero también creo que algo tiene que ver nuestros ojos, que ya no son de niño. Los olores, los sabores, los recuerdos de un niño no se pueden "encontrar" de adulto..

P.D. Ese whisky es bueno? Me lo recomiendas para un regalo?

manuel allue said...

Empiezo por el final, Camille: el Vat 69 no es ni bueno ni malo y ahora es de los más baratos del mercado. Simplemente (y afortunadamente) no está de moda. Además la etiqueta no es exactamente la misma. Las letras, Vat, y el número, 69, han pasado del antiguo ocre dorado a un amarillo bastante feo. Pero el color de fondo sigue siendo negro. Para un regalo vas a quedar mal porque si son bebedores sabrán que es un whiskie barato. Pero es mejor que muchos de diez o doce euros más caros.

De todas formas, y ya lo habrás sospechado, se trata de una bebida sentimental. Yo soy un bebedor muy mediocre. No sé nada de vinos, me dejo guiar por mis hermanos, por mis amigos y por mi vecino bodeguero, joven y listo, y sólo lo bebo fuera de casa. Antes me tomaba a esta hora una o dos copas de fino. Ahora que ya me he hecho mayor me tomo un culito de Vat (o dos) para descomprimirme del normalmente espantoso día. Y tres almendras saladas y, ahora mismo, el "Stabat Mater" de Pergolesi a poco volumen: "Iuxta crucem lacrimosa".

Camille said...

Gracias, Manuel. Sí, la verdad es que había intuido que para ti del Vat 69 era más importante la nostalgia embotellada que el propio líquido que va en la botella. Pero es que después de leerte dan ganas de salir corriendo a comprar una, y como yo no bebo whisky pues se me había ocurrido regalarlo.

Aún así, creo que tiene que ser un whisky muy especial. Estoy segura.

manuel allue said...

Fíjate que al cabo de los años ¡me sigue sabiendo a caoba y a almendras fritas!

Unknown said...

...la memoria del estómago, la única que vale la pena,dices, y, añado preguntando, que si eso es pragmatismo puro para intentar curarse de una indisimulada añoranza.
Un fuerte abrazo, Don Manuel.

manuel allue said...

Pues seguramente sí, Pun. La añoranza es un recurso literario, desde luego, y a veces un tema y hasta un motivo. Pero el estómago, ¡ay!, miente un poco pero satisface mucho. Y para mí sí que es un auténtico recurso. De los mejores.

Sebastián Damunt said...

Amigo Manuel:

Estaba intentando localizar tu post BOURDAIN VS. ADRIÀ, para rebuscar un dato, cuando he visto el enlace que has puesto, muy destacado, a Libroscocina.

Te lo agradezco sinceramente. Sabes también que la selección de muchos de los libros presentados son fruto de la atenta lectura de tu blog DESDE MI COCINA.

El caso es que al leer el título del post VAT 69, me dije:
-Esto son recuerdos. Este whisky es de otra época. La época del ANTIQUARY, de José María Gotarda, etc.

Mis recuerdos son más simplones. En Palma me encontré con un amigo que era representante de lámparas, de la casa TRAMO, entre otras, si no recuerdo mal, y además de las del catálogo, de cuando en cuando colocaba alguna de fabricación propina, y que tenía cierto éxito.

Con una botella (vacía) de VAT 69, confeccionaba unas lamparitas muy simpáticas. El caso es que coincidió nuestro encuentro con un pedido de sus lámparas artesanales y, lo conflictivo consistía en que había que vaciar las botellas, para fabricar las lámparas…

Amigo Manuel, acabo de leer el libro de Xabier Moret, El Bulli desde dentro, que me ha resultado muy agradable de leer. Pero al repasar lo referente a las diferentes opiniones del reencuentro de los dos chefs, que me parecía recordar que había alguna diferencias, según leí en tu post.

Veo que ahora me falta “Malos tragos”. Creo que tendré que crear la bibliografía de las crónicas de Manuel Allue.

Bromas aparte, me falta un título, que algún día tendrás que ayudarme a conseguir.

Un saludo de
Sebastián Damunt

manuel allue said...

Pues siempre a tu servicio, Sebastián, y dentro de mis posibilidades que no son muchas.

Lo de las lámparas con el pié de botella de Vat 69 es un recuerdo compartido. Había que beberse el contenido, claro, y había que mandar agujerear la botella, lo que no era tan fácil, para que pasara el cable eléctrico. Incluso se hacían las pantallas en casa, encolando sobre el pergamino etiquetas de Vat. Seguramente no me voy a hacer ninguna pero vete a saber.

DESPERTAFERRO said...

Manolo y Sebastiá: Yo también he visto esas lamparitas confeccionadas con una botella de VAT vacía, incluso las botellas de este prodigioso líquido han servido como soporte de una vela.
En cierta ocasión compré una broca especial para vidrío y compuse una lámpara con una botella de vino del chianti, un fiascheto como le llaman allí.
Intuyo que las botellas que se prestaban más para estos bricolages eran las más chatas, como la de VAT. Con una botella de Juanito el caminante no veo yo la posibilidad de mantener un equilibrio suficiente.

manuel allue said...

Ahora las botellas de Vat ya no son chatas, ni algunas de las de Osborne, ni tan siquiera las de una crema de café que ahora no recuerdo cómo se llamaba pero que eran magníficas. Una pequeña barra de bar acolchada, dos discos de Brassens, uno de Barbara, otro de Cuck Berry (para bailar), una mesita baja con unos posavasos robados a Air France y la lámpara con la botella de Vat 69 y una pantalla, pequeña, de rafia. A media luz.

Camille said...

Me ha parecido fascinante la historia de las lámparas, no tenéis alguno una foto?. Y la buena labor que haciais ayudando a vaciar las botellas ja ja ja

Manuel, que te pierdes..otra vez la nostalgia ja ja

DESPERTAFERRO said...

Manolo: me pintas un escenario ....
Brassens, poca luz, buena bebida, agradable compañía. Esos locales creo que ya no existen. Todo lo bueno sucumbe a la ordinariez y a la masificación.
En este caso los tiempos pasados si que eran mejores.

manuel allue said...

Primeramente, quise decir "Chuck" y no "Cuck" Berry. Lo de la lamparita es opcional, pero las canciones de Brassens no. "Les amoureux qui s'bécott'nt sur les bancs publics"" fue el primer himno erótico que entoné, y de adolescente. Cuando en España en los bancos públicos los novios no se atrevían ni a cojerse de la mano, Brassens hacía un canto a los bancos verdes que acogían a "los amores debutantes". A la luz de la luna.

Sergio Gallego said...

Pues yo creo, con todos mis respetos, que el Vat 69 es un güisqui malo. Y no malo comparándolo con otros güisquis más caros o más famosos, sino malo incluso para mezclarlo con bebidas. Recuerdo cuando salía con mis amigos y bebíamos en la calle que, por quinientas pelas tenías una botella de Vat 69. Reconozco que hace 10 años que no la he probado, pero mis recuerdos son de estar bebiendo colonia.


pd.-Manuel allue, gracias por enlazarme en tu blog.
pd2.- Podrías dejar hacer comentarios anónimos, es más rápido.

manuel allue said...

Sergio, no es que haga una cruzada en defensa del Vat ni mucho menos. Me gusta y ya está y no sé decirte si es mejor o peor que otros por el estilo porque no los uso. Pruébalo mezclado con zumo de naranjas recién exprimidas, cuando haya naranjas, como hacía Jesús Aguirre, el duque de Alba consorte, y entonces me cuentas.

Sergio Gallego said...

Lo haré. Un saludo.

Ana Pedrero said...

Reconozco mi absoluta falta de conocimiento del tema, pero paso por aquí a saludarte. Ya sabes: yo soy de Bombay azul con tónica, que seguro es más ordinario pero también más refrescante.
Te sigo queriendo. Besito. (Con sabor a Vat, por aquello de que te gusta).

manuel allue said...

Berrendita, tú a lo tuyo. Sigue con el Bombay porque te sienta muy bien (al espíritu y a la letra). Besos.

Antonio Gámez said...

Ufff, hermosos recuerdos Manuel. Que excelente post. Este y Agazpachado son de los que mas me han gustado.

Saludos

manuel allue said...

Pues muchas gracias, Antonio. Y a mandar.