Monday, September 08, 2008

LA GUERRA DE ESTHER TUSQUETS


No debería hacerlo pero no he podido evitar ponerme a hablar del libro Habíamos ganado la guerra, de Esther Tusquets, cuando sólo llevo leídas cuarenta y dos de sus doscientas flamantes páginas. Pero no he podido evitarlo.

Estoy deseando volver a la casa de la Rambla de Catalunya, al estreno del cine Alexandra, a los miedos infantiles, a las visitas de una de sus tías al Cristo de Lepanto para pedir novio y a las tatas sombrías o vocingleras. Y ver cómo iba creciendo la niña Tusquets en un ambiente que me resulta muy próximo, salvada sea la diferencia de edad, aunque tampoco tantísima, y digamos una cierta orientación geográfica y desde luego curricular. Pero ese “Arroz capaz de sanar todos los males, incluidos los del alma”, lo único que era capaz de cocinar su madre (la mía ni eso) y esa ensaladilla rusa que las tatas posteriores servían como homenaje descarado a su pasado comunista (una anécdota que parece inventada), valen un imperio. Y por ese Imperio, ya se sabe, hacia Dios.

N.: La ilustración no corresponde a ninguna imagen de la familia Tusquets. No logro recordar de dónde la he sacado (soy un archivero deplorable, entre otras cosas) pero es fácilmente identificable Carmencita Franco Polo, en el centro, y el busto de escayola de don Miguel de Cervantes, al fondo, aunque desconozco la identidad del niño guardiamarina y de sus amiguitos falangistas.

10 comments:

Unknown said...

Coño con la foto presidida por el insigne, Don Miguel, y las criaturas vestidas de la falange.
No tiene desperdicio, oye que no podía dejar de mirarla.
Genial.

aparis said...

A parte de la parafernalia falangista, en la foto veo más cosas. A la derecha de Cervantes está Dante. El de la izquierda es un niño que no identifico en la literatura patria o universal. Al fondo un Ficus-Bonsai condenado a crecer a lo alto y lo que le da color a la foto no es la librería enanita, sino la ventana que por su altura corresponde a unos bajos de un edificio público en el que también nosotros hemos pasado horas de infancia y juventud.

El arroz, fundamental. ¿Porqué siendo un país de trigo tenemos esta relación tan importante con el arroz?, ¿existe algún plato-receta con trigo?

manuel allue said...

Puntiyo y Aparis; la foto es estupenda y, como se suele decir, no tiene desperdicio. Aparis, tu análisis permenorizado de la imagen me parece espectacular (¡te necesito como asesor para los pies de foto!). En este país (en estos paises) el arroz es plato principal y raramente acompañamiento, como en Portugal. Los panes, de trigo sobre todo, ¡acompañan hasta al arroz!. Redundancia acompañadora (yo soy de esos) que sería necesario estudiar. O no.

DESPERTAFERRO said...

Manolo: me enteré hace poco que il Duce, obligo como lectura obligatória durante su mandato, la Divina Comedia. Su obligada lectura en todas las escuelas italianas sin duda propició el conocimiento de esta obra par parte de una generación y media.
Todo parece indicar que Don Benito no era tan garrulo como podrían indicar sus gestos.
Creo que las afinidades de los regímenes -el español y el italiano-, podrían justificar la presencia de ese busto.
Estas pasadas vacaciones, la novela de Esther Tusquets, ha formado parte de mís lecturas, y francamente esperaba algo más de esta desparpajada novela-autobiográfica.
Sín embargo aplaudo el gesto de esta señora que sín ningún tipo de juicio de valor desgrana su vida de forma descriptiva paseandose por el zoológico familiar.

manuel allue said...

A ver: sigo sin pasar de la página cuarenta y dos porque anoche me entretuve con otra cosa (más o menos legible) pero aparte del toque de memorabilia (colección de objetos y recuerdos) la prosa es demasiado plana, de momento, y el estilo memorialístico, al que somos tan aficionados, no es para lanzar cohetes. Pero Esther Tusquets no es ni María Zambrano ni, mira por donde, Ana María Matute, que escriben bastante mejor. Pero es lo que hay y voy a ver qué más nos depara.

(Secreto: yo tuve en mi mesilla de noche hasta bien entrada la adolescencia un busto de Wagner de alabastro, pequeño, al que le acariciaba la boina antes de dormirme. Y una Vírgen de Lourdes, claro, a la que nunca le recé nada).

CAP I POTA said...

Mi querido Manolo: Todos hemos tenido algún que otro fetiche que aparece en un lugar preferente de nuestra mesilla sin saber exactamente el motivo.
Yo seguía el mes de maria i nunca le recé a esa señora, lo bueno de ese mes dedicado a la virgen era "la pegadolça" (regalíz) y el " sidral" (¿?)
Más tarde como amuleto colgado de la cabecera de la cama, albergué la oreja de un jabalí que aligeraba mís soledades. Desde luego los hay raros.

manuel allue said...

Pues raro-raro, la verdad. Pero los amuletos, o lo que sea, para vigilar el sueño es lo que tienen. Ni te cuento lo que tengo ahora junto a mi cama.

Javier García Martín said...

¡No tiene desperdicio la foto!

manuel allue said...

Te la presto cuando quieras. Tuya es.

manuel allue said...

Fíjate, además, I.M., que la foto está torcida. Estaba así y no la he querido enderezar (más o menos como la época).