Prefería no escribir más sobre esto pero, qué quieren que les diga, estoy enganchao al tema, como dice mi vecino quillo.
Todo porque, sin querer, me llegan bastante a menudo noticias de Galicia, que no hablan de vieiras precisamente, y que rebuscando, como le dije a un contertulio en uno de los comentarios, encontré un estupendo artículo de Manuel Gago en su blog, Na busca do ouro salgado: furtivismo nas costas galegas, que me transportó de una vez por todas a alguna de mis rías preferidas y sobre todo a Vilanova da Arousa donde el periodista me presentó, es un decir, a Pantera Rodríguez, el boxeador que trabajó como vigilante en su cofradía de pescadores.
Tremendo artículo que me dejó un olor extraño en este teclado durante un buen rato: a otro salitre, a otro sudor y, a lo mejor, a otras lágrimas.
Porque de eso estamos hechos además de polvo y de ceniza. Cuando llevaba apenas un mes en Galicia (circa 1984), dedicado a menesteres varios, tras una noche de copas en la Compostela más feroz de aquellos años, empezando en el Modus después de cenar para acabar en el Black de madrugada, me llevaron a ver salir el sol en Noia o en Ribeira, ya no me acuerdo, porque a lo mejor, mediterráneo picajoso y algo ebrio, echaba de menos ese salitre y ese sudor de los que hablaba. Nada de lágrimas. Ver salir el sol al revés, por la tierra (aquí nace en el mar), me gustó tanto que lo repetí cuando pude, y durante años, desde el cabo Vilán hasta Samil, porque era como si la noche no se fuera a acabar nunca en el mar. Se iba poquito a poco.
Ahora todo esto, y algunas cosas más, me han quitado de repente la sal y el sudor, con el calor que está haciendo, y me he dejado llevar. Porque no soporto ninguna brutalidad con lo que he querido tanto tiempo. No soporto que me roben el paisaje, no soporto que decidan los otros, no soporto que me engañen.
Ya está visto que el sol, salga por donde salga, no sale para todos.
N.: La foto, muy bonita, la he encontrado en Flickr, se titula así, Marisqueiros de Carril, y su autor es Martin’s.
9 comments:
son males insoportables, Manuel, también en esto estoy contigo, pero resignándome.
En el golfo de Cádiz el sol nace y muere en el mar. Sorprendente que no haga ruido.
No había pensado en el golfo de Cádiz, que es precioso. Y sí, no hace ruido (y también me sorprende).
Estupendo el artículo de Gago que, efectivamente, se lee con facilidad (me he sorprendido a mi mismo con el gallego).
Bueno el análisis, pero el furtivismo forma parte de nosotros mismos, de una parte de nosotros que sobrevive y es anterior a las relaciones industriales, a la cotización y a los seguros en general y sociales en particular, a la inmediata supervivencia en el entorno, en zonas donde, el señorito o el cacique, siguen señalando el corte social de la respetabilidad y la estabilidad en el trabajo.
El furtivo es quien ha vivido de siempre en el entorno más difícil, más inhóspito, ha heredado el conocimiento del sitio y del lugar, del momento y de la trampa.
Dentro de unos días volverá a nuestra tierra un rescoldo de furtivo en los buscadores de setas y se volverá a hablar de derechos, de bosques, propietarios y paseantes, de carnets y de prohibiciones, que luego se esfumarán con el humo de la brasa, hasta la próxima temporada.
Perdona la perorata sin sentido, pero no se qué partido tomar.
Estupendo el artículo de Gago que, efectivamente, se lee con facilidad (me he sorprendido a mi mismo con el gallego).
Bueno el análisis, pero el furtivismo forma parte de nosotros mismos, de una parte de nosotros que sobrevive y es anterior a las relaciones industriales, a la cotización y a los seguros en general y sociales en particular, a la inmediata supervivencia en el entorno, en zonas donde, el señorito o el cacique, siguen señalando el corte social de la respetabilidad y la estabilidad en el trabajo.
El furtivo es quien ha vivido de siempre en el entorno más difícil, más inhóspito, ha heredado el conocimiento del sitio y del lugar, del momento y de la trampa.
Dentro de unos días volverá a nuestra tierra un rescoldo de furtivo en los buscadores de setas y se volverá a hablar de derechos, de bosques, propietarios y paseantes, de carnets y de prohibiciones, que luego se esfumarán con el humo de la brasa, hasta la próxima temporada.
Perdona la perorata sin sentido, pero no se qué partido tomar.
No hay nada que perdonar, al contrario, Aparis. Y te doy la razón. En el caso de los "cazadores" de setas (entrecomillo lo que me parece una tontería más que un eufemismo) el asunto es muy complicado y supongo que difícil no de legislar sino incluso de concienciar a "esos furtivos". Que no arranquen las setas de cuajo y todas esas prácticas salvajes. Yo, por si acaso, inculto absoluto en cuanto a cazas y pescas (y no me vanaglorio de ello) no soy ni tan siquiera furtivo en el mercado de los miércoles al lado de mi casa. Le cazo sus productos excelentes siempre a la misma payesa, no le discuto nunca el precio, le pago lo que me dice y vuelvo a casa tan contento (siempre me regala algo). Ni caracoles voy a buscar. En fin.
Manolo: Lo de las setas va mal, muy mal. Para poder comer setas de calidad tendría que llover por lo menos hasta que los patos alcanzaran a picotear los testículos de dios, después, sol y poquito aire.
Pues por aquí, ya lo sabes (y también por allá), el granizo acaba de fastidiar parte de los frutales de Lleida y supongo que cientos de líneas de ADSL. No llueve bien desde el mes de mayo y así no hay quien aguante (ni la setas ni sus buscadores).
Vengo de Galicia con la morriña del converso y tú me la haces insoportablemente pegada bajo la piel.
Eres cruel Allue, eres cruel.
A mí, prosaicamente, lo que mas me jode del océano es no poder llegar a meterme entero. Demasiado frio. Y aquí sigo, sin bautismo Atlántico por cagón mediterraneo. Mediterraneos, os digo que una vez el mundo conocido fué nuestro, pero luego nos empeñamos en ir más allá y se nos jodió el invento.
Seguiré chapoteando en mi sopa, que no es muy grande pero es mía.
Qué bonito, gallego converso, ¡qué bonito!. Me has pillado flojeras y sentimental, así que déjame un sitio que me voy a bañar contigo en tu sopa. Si Usted me lo permite.
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