Sunday, June 11, 2006

SOPA DE ENVIDIA CON LA CIUDAD A CUESTAS

Contra el desafío (el duelo, el enfrentamiento, la oposición), la alianza. Contra la envidia (el rencor, el resentimiento, la rivalidad), ¿la generosidad?, ¿la nobleza?. Con dos docenas de mejillones medianos tirando a grandes, 150 gramos de pan del día anterior, un huevo entero, 40 gramos de almendras tostadas, una cebolla mediana, un tomate maduro, dos dientes de ajo y una ramita de perejil, bravucón, fanfarrón, jactancioso y provocador.

Limpias muy bien los mejillones, los pasas por varias aguas y los pones al fuego, sin escurrir, en una cazuela. Cuando estén abiertos les quitas las conchas y los reservas junto al agua que han soltado. Haces un sofrito con la cebolla y el tomate pelado y sin pepitas, todo cortado muy finamente, ligeramente salado y con una punta de cuchillo de pimentón dulce. Añades los mejillones con su agua, los sofríes y viertes entonces cuatro o cinco cazos de agua caliente. Cuando rompa a hervir añades el pan cortado en rebanadas muy finas y previamente tostado. Machacas en el mortero las almendras ya peladas, los ajos y el perejil. Lo añades a la sopa junto al huevo cocido y picado muy fino, corriges la sal y lo dejas hervir al menos durante media hora.

Como llegaste muy tarde (o muy pronto, según se mire), te habías cortado el pelo al cero y no prestaste demasiada atención al "décor" (ni mucho menos a la ensalada de negligencia, patatas e impaciencia) y luego se ha complicado el día con nuevas ensaladas y mejores propósitos, vamos a dejar entibiar la sopa al inútil rescoldo de la envidia de mis vecinos más odiados ante los que cocino (o trabajo e incluso hago el amor) con bravuconería, jactancia y provocación.

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