Wednesday, September 27, 2006
DESMENJAMENT
En el suplemento “Culturas”, que se edita como una separata del periódico “La Vanguardia”, y en el del día de hoy (número 223), aparece un complicado, que no complejo, artículo del crítico de teatro Joan de Sagarra sobre “La relación entre Josep Pla y Josep M. De Sagarra”. El crítico, hijo del poeta, se desliza, decimos bien, por la intrincada relación de ambos escritores, estandartes, quiérase o no, de las letras catalanas del siglo XX. Mejores o peores estandartes (no siempre fueron, ni mucho menos, excelsos), el trato entre ambos se describe sin mucha pasión (ni pasión de hijo, Joan, ni pasión de escritor) y viene a confirmar lo que más o menos todo el mundo sabía. Que fueron amigos, que Pla tuvo debilidad (y mantuvo la influencia) del poeta hasta antes de la guerra civil y que luego las cosas se fueron enfriando hasta convertirse en un enfrentamiento nunca explícito ni personal pero sí abiertamente literario. Al final Pla no acudió al entierro de Sagarra, en 1961, ni dio el pésame a la viuda ni creo que por entonces saliera mucho del “mas” de Llofriu.
Durante muchos años (y seguirán…), los lectores han ido echando culpas extraliterarias a los escritores famosos. Incluso a los localmente famosos y, quizá, más contra ellos. A Pla se le sigue recordando como espía de Franco, que no se sabe, a Cela como censor de películas en los años 40, que sí se sabe, al pobre Pío Baroja se le recuerda siempre su librejo contra los masones, los judíos y los comunistas, que se sabe que fue un montaje, y se le echa en cara a Sagarra que aceptara la gran cruz de Alfonso X El Sabio de manos del régimen franquista. Y son sólo cuatro ejemplos. Pero se sigue editando y leyendo a Pla, no tanto a Sagarra, demasiado a Cela y con don Pío lo que hay que hacer es elevarlo a los altares, entre Calíope y Melpómene, más o menos, y lejos de don Benito (Pérez Galdós), que no sabemos si tiene altar.
La cuestión es que Joan de Sagarra nos recuerda, en el mejor momento del artículo, que Pla dijo, con esa sorna que le caracterizaba, que el poeta, Sagarra, cuando escribe en prosa lo hace con el mismo “desmenjament” que don Pío. La palabra catalana significa inapetencia pero también desgana. En catalán alguien “és un desmenjat”, un desganado pero, sobre todo, en una frase popular muy utilizada, “es fa el desmenjat”, que no se podría traducir (no se debería) y que señala al que manifiesta desgana y desinterés pero “interesadamente”. Simula que no le importa algo, un cuento de don Pío, un artículo de Sagarra o un plato de fideos con costilla de cerdo.
Pla, ya lo hemos dicho otras veces, era un tramposo (y un cuco). Su carta de catalanidad siempre la dejarán en entredicho pero su sentido del humor, su voracidad lectora y su paciencia nos han provisto de muchas de las mejores páginas de nuestro siglo pasado y que, a lo mejor, ni nos merecemos.
P.S.: Ahora me doy cuenta. Lo que a lo mejor no nos merecemos son las páginas del ampurdanés pero ¡quién sabe si no nos merecemos ni el siglo!.
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