Monday, June 04, 2007

CON DOLCEZZA RICE




Las noticias no dejan de serlo mientras puedan removerse. Y en eso estamos.

Después de una semana casi entera anunciando el 40 cumpleaños del Sargent Pepper hoy nos retrotraemos (o nos retrollevamos) a la visita que la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, hizo el viernes a un Madrid resfriado y algo contrito y precisamente el día del aniversario del Sargento.

Gracias a Xallue, tan puntual y tan puntilloso (y también gracias a una página de noticias y a un bloguero) nos enteramos de que la señora Arroz debe su nombre de pila a las aficiones musicales de su señor padre que hizo coincidir la onomástica de su luego famosa hija con ya no un término sino una acotación musical para las partituras. Un término algo dudoso, sin embargo. Y así “Con dolcezza” se convirtió en Condoleezza. Lo que son las cosas.

Pero la noticia, aunque estuvo en la dulce visita de la señora, continuó en el menú que le sirvieron en el palacio de Santa Cruz. Cuentan los cronistas de derechas que Aznar la obsequió en su anterior visita, en junio de 2001, y nada menos que en una finca de Toledo, con un gazpacho con bogavante y, de segundo, una paella con pularda que el cronista, de derechas y afrancesado, revistió de poularda. Cosas de la aznaridad. Y, además, ¡pobre pularda!.

El Ministerio de Asuntos Exteriores fue más estricto, menos rumboso y seguramente más ajustado a las reglas. Si es que de reglas puede hablarse en estos casos. El gazpacho del viernes pasado fue sin bogavante, si acaso con unas virutas de guijuelo, y la paella de pescado se quedó sin esa joven pularda piando por los jardines ni los bogavantes asfixiados al vapor de los tiempos. Al humor, al fragor, al hervor y al sinsabor de los tiempos que corren, por lo menos en los alrededores del palacio de Santa Cruz.

Benditos tiempos. Don Manuel Azaña se daba atracones de marisco y de faisán, sin dolcezza, luego Ramón Serrano Suñer se conformaba con unas pechugas rellenas de bechamel, insistió después don Camilo Alonso Vega con un castrense menú de pollo frito para volver a la pularda haciendo estragos en una paella aznariana y acabar, ¡bendito sea!, con un ministro algo jacobino de más que le quita hasta el bogavante al gazpacho.

Así están las cosas. La redundancia de arroz para la señora Rice no es ni siquiera una broma. Y aunque el gazpacho se vista de seda, pues eso.

4 comments:

delantal said...

debilidad sigo teniendo por Azaña...

manuel allue said...

Que compartimos.

Javier García Martín said...

Yo a la Señora Rice la dejaba sin comer. Y los días de celebración y despilfarro una nana y un plato de pan y cebolla. jajaja Pobrecica...

manuel allue said...

Ni eso.