Thursday, January 31, 2008
SUEÑOS BILINGÜES
Un ciudadano de Girona, Lluís Duch Casadevall, ha enviado al periódico La Vanguardia de hoy varias fotos que reproducen los rótulos de las calles del hermoso pueblo francés de Costouges, en la comarca del Alt Vallespir.
Nosotros tenemos la suerte de vivir en una calle con un nombre por lo menos añejo aunque exento de toda poesía, bastante radical, vamos. Pero alguno de mis vecinos siguen viviendo aplastados bajo los nombres y los apellidos de taquígrafos del siglo XIX (un buen siglo para la taquigrafía), organistas ignotos, padres agustinos perdidos en la noche de los tiempos o capitanes de navío ingleses que, además, nos tocaron las narices.
Bajo esos sueños inconfesables de los vecinos de Costouges seguramente dormiría más tranquilo (o soñaría despierto).
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8 comments:
Qué preciosidad. Apuntaremos este Vía Crucis de los sueños inconfesables junto al bulevar de los sueños rotos. En el barrio melancolía, si es el caso. Pura poesía, Manolo.
Besos. Bilingües, sin lengua. ;)
Esquina a la alameda de los Taciturnos, cruzando el puente de los Afligidos y a la derecha, según entras, del callejón de los Locuaces. De los locuaces impenitentes, como yo. Perseverantes, vamos.
Otra cosa: ni pisar el barrio de al lado, el de la Zozobra.
Mi calle ya no es mi calle, que es una calle cualquiera, camino de cualquier parte...
La mía (es un barrio nuevo dedicado a los pájaros) es un pájaro cantarín: calle de la Cadernera, que en este universo de sueños bilingües resulta ser el jilguero.
Piando sin parar por tu buen espíritu, tu mejor condición y tu buena letra. Jilguero es, también, un nombre bonito (los jilgueros no pueden ser políticos ni taquígrafos ni siquiera organistas: ¡mejor para ellos!).
Parroquia: En mi pueblo tenemos un nomenclator de calles excesivamente conservador: todos son santos y ninguno de ellos laico.
El paseo marítimo está dedicado a un carlista del lugar (Manuel Puigvert, alias en soques)Mi calle se salva un poco, está dedicada a un entomólogo indígena. Un desastre, vamos.
El 31 de enero se cumplió el aniversario de la entrada de las gloriosas tropas nacionales que arramblaron con todo lo que podía relacionarse con la etapa anterior.
Descolgaron a Prat de la Riba y en su lugar pusiaron calle de la Iglesia, la calle d´Amadeu pasó a llamrse General Mola.
Ni en la etapa democrática se consiguió laicizar el nomenclator. Esto refleja alguna cosa.
Lo del entomólogo tiene un pase. Pero seguro que os vendría bien algún soñador o por lo menos un siquiatra no freudiano o recuperar (en mi pueblo se ha hecho) los nombres populares: plaza de los Carros, calle del Gasómetro (¿quién sabe hoy lo que es un gasómetro?), calle de la Mercería, o del Aceite (de l'Oli) o de las Pescaderías Viejas. Así no es que dé gusto pero se está un poco más conforme.
Manolo: El entomologo se lama Miquel Cuní y Martorell. Un oasis de laicidad entre tanto santo.
Buen oficio el de entomólogo. De pequeño tuve un cazamariposas color rosa tirando a bermellón (hay foto) pero luego no prosperé en mi afición. Cosas de mi señor padre, seguramente.
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