Semejante cantidad de ostras fueron las que robaron cuatro jóvenes gallegos de una batea de Cambados la noche del 3 de marzo. Los jóvenes, vecinos de Ribeira, Vilanova e Illa de Arousa, fueron detenidos y posteriormente prestaron declaración en el Juzgado de Instrucción de Cambados tras lo que quedaron en libertad con cargos. Las ostras confiscadas no habían pasado el proceso de depuración por lo que una vez puestas en el mercado, y según cuenta El Faro de Vigo, podrían haber generado “serios problemas de salud”.
Lo que nos ha llamado la atención es el titular del diario vigués, donde calificaba de furtivos y no de depredadores a los jóvenes gallegos. En seguida me los he imaginado glotones y no ladrones, ávidos devoradores de ostras sin depurar y si no con un buen alvariño frío hasta con un condado o incluso con cerveza Estrella Galicia. Pero las cosas no son siempre como te las imaginas.
21 comments:
Casualmente, me enteré de la noticia también. (soy viguesa)
Pero hay que hacer mención, a que en Galicia, a los del contrabando, de tabaco y cosas similares, nunca se les vió con malos ojos, por tanto, no es de extrañar que el Faro de Vigo, sea "suave" en sus calificativos.
Pobrecillos, seguro que tenían hambre!
Las ostras es lo que tienen....
Enloquecen a cualquiera...
Manuel, el vino, la cerveza, las ostras...me HAMBRE tengo...
jajajajajaja
Acà en Venezuela dicen que una gallina robada sabe mejor, serà igual pa las ostras???
Saludos furtivos
Gracias a los/las tres: me gusta que no sólo la caza sea furtiva. El dueño del restaurante de enfrente, que lo estoy viendo desde la mesa del ordenador, tiene hoy berberechos frescos. No es que vaya a robárselos porque no me dejará, pero de cualquier forma es lo que voy a cenar: furtivamente.
El Papa de Roma ha dicho que robar es pecado. Dicho esto, estos ostricidas deberían haberse comido las ostras sin depurar, así furtivamente, con nocturnidad.
¡Menudo cutrerío!
Querido Manuel, mi primer encuentro con las ostras fue en un infantil viaje de vacaciones a Galicia y unas ostras de a 'pié de carretera' - En un cartel sobre unas cajas de fruta y caligrafiados con brocha-.
Ostras las que ya no quedan porque no debían ni saber que era eso de depurar.
Además debido a la edad, eran ostras de las buenas buenas: las que ya vienen abiertas.
Bueno, Despertaferro, no te me pongas maldito (maudit). Robar ha sido siempre pecado (el séptimo de los diez mandamientos) y lo de apañar nada menos que dos mil setecientas cuatro ostras (¡menudo número!) de una batea de Cambados tiene su aquél. Y acentúo "aquél" para que parezca más.
Lo peor de Ratzinger es el "stil nuovo" que de nuevo no tiene nada y que parece tridentino. La nueva distribución de los pecados me encanta como ejercicio de estilo, precisamente, y sobre todo porque quiere retrotaer (retrollevar) a la catolicidad a perfiles insospechados y sutilmente preconciliares. Pero eso "sólo" es estilo. La letra de ese estilo. El programa sigue igual de confuso y aunque robar nunca haya dejado de ser pecado, ¡ostras!, me encantó la noticia de los de Cambados, su caza furtiva: te propongo un viaje a Vilanova de Arousa, a un sitio que yo me sé (avisando antes) y dos docenas de ostras (depuradas) y un alvariño de morirse.
Starbase: a mí en Galicia me ha pasado de todo. Viví diez años allí, en Compostela, y desde una auténtica orgía en Vilaxoan, creo, y alguna estafa hasta una intoxicación (leve) en una boda tuve ostras de todo tipo y de todos los calibres. Me siguen encantando las ostras, en Galicia todavía quedan y las como (no las como, las paladeo y casi no me atrevo a morderlas) con los ojos cerrados rezándole un padrenuestro al Apóstol al final de la media docena, por lo que pueda ser. Pero, lo que son las cosas, en Gaicia me saben mejor.
Manolo: Me quedo con la ficción, aunque no se corresponda con la realidad. Además, me gusto mucho esa diferencia entre los furtivos del periódico y los depredadores de tu imaginación.
Las mejores ostras que comí fue en Cambados, y no es coña. Aunque supongo que tendría más que ver la compañía que su sabor. De todas formas, en Cambados o en Vilanova, Arcade o Vigo…las ostras son deliciosas.
Saludos a todos.
Al hablar de ostras, Ítaca, da igual la realidad que la ficción. O casi.
¿Dos mil y pico ostras y glotones?
Ah!!!...
Los franceses tienen un problema entre los gourmets y los gourmands. Y nosotros otro con los glotones y con los golosos, salvadas sean las distancias -más que nada geográficas. Me quedo con los gargantúas y con los lamerones.
Manolo: A mí las ostras ni fú ni fá. Las como si no hay más remedio.
En cierta ocasión en una comida de trabajo nos ofrecieron ostras y fuí yo quién más comió de los que allí estábamos, en total diez. Al llegar a casa y desconectar mis fusíbles, empezó a sonar el teléfono, eran mis compinches. Todos estaban enfermos, con vómitos y escalofríos, yo, tan tranquilo, en mi sofá.
Cosas que pasan.
De verdad, sigo creyendo que tenían hambre, igual eran pobres desempleados que se vieron obligados a comer "cualquier cosilla", para no desfallecer.jaja
Propongo la absolucion total.
Ya habrán purgado bastante, si se las comieron todas de golpe.
!menuda digestión!
Hay varias historias de ostras y glotonería, de pantagrueles y gargantúas que abrían con ostras hasta los desayunos. Pero no me digais que media docenita bien puesta no te reconcilia hasta con la monarquía, por poner algo de complicada conciliación.
Es más bonita la palabra furtivo y furtiveo, queda más de leyenda, de mito.
No quiero ni pensar en las secuelas de ese atracón de ostras sin depurar.
Lo bonito de la palabra furtivo es que supone cautela, disimulo, sigilo y ocultación. Tienes razón. las leyendas son un poco así: subrepticias.
Hay una novelita que no está mal, el mundo de Juan Lobón, un furtivo de ley, en la Sierra de Cádiz (que es una maravilla); Balaguer se inspiró en un furtivo que era un mito en la zona...Admirable Juan Lobón.
¿Juan Lobón era "cazador" furtivo? Cuéntame algo más (me encantan esas historias).
Acá en el Caribe las ostras son muy ricas y las venden a vista de todos en los parques nacionales, donde se suponen están protegidas por una veda que nunca existe. Una vez fuí con mi amigo Ángel en le Parque nacional morrocoy con un pescador "furtivo" a buscar langostas de noche. Un campamento escondido en un cayo entre las palmeras, esnorquel en la noche, ron Santa Teresa para el ánimo. Toda un experiencia, el sabor que otorgó lo prohibido y la emoción de una lancha de la Guardia Nacional, más aún el adentrarse en las profundidas del arrecife para un gocho (mi ciudad es en los Andes Venezolanos) fue una experiencia inolvidable.
Al día siguiente buscamos botuto, un caracol gigante, arponeamos un par de meros y loros. Al tercer día, (tema de semana santa) fuímos al sitio de las ostras, todo prohibido.
Pero las mejores ostras en Venezuela se comen en la isla de Coche, frente a Margarita unas llamadas Madreperlas. Una delicia.
Salud
Antonio, preciosa tu historia de ostras y de langostas, "el sabor de lo prohibido", el ron Santa Teresa "para el ánimo". ¡Vivan las ostras!
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