Friday, July 07, 2006


GAZPACHO CAROLINA CORONADO

La escritora Carolina Coronado nació, como todo el mundo sabe, en la brava villa de Almendralejo, en la provincia de Badajoz, de donde también era Espronceda, aunque se ve que por casualidad. Aunque casi siempre se nace en cualquier sitio por casualidad (hay casualidades que duran siglos), el Excelentísimo Ayuntamiento de Almendralejo parce que está más orgulloso de sus calderetas de cordero y sus migas de pastor que de su gazpacho. Pero nos recomienda una meliflua sopa de tomate con uvas, que debe ser parecida a una que hacen en la provincia de Sevilla, que lleva un sofrito de pimiento verde y cebolla, tomates, claro está, aceite de oliva y, casi al final, unas hojitas de yerbabuena. Y que la espesan con harina de maíz. O sea que la sopa, en su conjunto, es totalmente postcolombina. Y un poco rara.

El gazpacho de Carolina Coronado, vecina de Almendralejo aunque muy viajera, es como el anterior, que estaba lleno de dudas pero esta vez sin ninguna. Quizás más clarito, con un poco más de agua y, por qué no, con uvas blancas, peladas y sin pepitas. Se trata de un gazpacho sin pepino, sin pimiento y, desde luego, sin cebolla. Pariente próximo de la porra antequerana y lejano del salmorejo, de Córdoba y de mi amigo Paco Tovar, el mejor (el mejor cordobés y el mejor salmorejo). Enemigo digamos que cordial de los gazpachos aguados, rosa pálido y con la palabra pepino grabada parece que a sangre. Apepinados, vamos. Pero enemigo acérrimo, nuestro gazpacho, de esas aberraciones de yogur con kiwis, de melón con queso y ¡hasta de lichis!, que corren por estas o parecidas páginas. Aunque adoro a ese bloguero portugués que brama contra el gazpacho (esa horrenda costumbre española) para defender el caldo verde. Y me espantan algunos restaurantes de mi pueblo, que lo anuncian "a los tres tomates" y le añaden tropezones de langostinos, como en las bodas.

Haya orden. Es cuestión de entropía (el consciente tiende al orden) aunque se puedan saltar las normas cada dos por tres, cosa completamente saludable. La pobre Carolina Coronado seguramente no sabía nada de gazpachos. Incluso es posible que no le gustara el ajo. Lo cual no deja de ser una lástima.

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